domingo, 13 de enero de 2013

Fútbol




"La alegría del pueblo”; Garrincha



El 20 de enero de 1983 debía haber sido un día normal en Brasil. Un día de verano como cualquier otro. No era fecha de carnaval ni había ningún desfile previsto. Sin embargo; había miles de personas asomadas a los balcones, saturando los puentes, subidas a las copas de los árboles, colapsando las calles…siguiendo a un camión de bomberos. 


No había fuego que apagar. Ninguna emergencia que resolver. El camión había salido del estadio de Maracaná, y llegaría hasta Pau Grande a un ritmo lento, pausado, permitiendo que esas miles de personas que le rodeaban pudiesen seguirle para despedirse. El camión de bomberos llevaba al que fuera “la alegría del pueblo”. Garrincha.  


Zambo; o sea, con los pies girados 80º hacia adentro, una pierna seis centímetros más corta que la otra, la columna vertebral torcida…y fue el perfecto ejemplo del “jogo bonito”; improvisación, habilidad y elegancia


“El fútbol no hay que tomárselo muy seriamente”


Lo curioso es que para él, el fútbol nunca fue lo más importante. Nacido en una familia humilde en Pau Grande (Brasil) el 28 de octubre de 1933, Manoel Dos Santos Garrincha (apodado así por su hermana cuando éste le llevó una tarde el pajarillo que había cazado; “Es un garrincha, es muy veloz pero no sirve para nada, como tú”) empezó a tocar balón en el equipo de la fábrica de confecciones donde trabajaba. Con los años probó, por probar como él decía, en los clubes de Río. El Vasco le rechazó por no llevarse las botas, y del Fluminense se marchó antes de que terminase la sesión para no perder el último tren. Finalmente con 19 años lo intentó con el Botafogo. Y se quedó. Jugó 601 partidos y marcó 252 goles.


“Garrincha, 23 años, débil mental”


En 1958 Garrincha fue al Mundial de Suecia. El Maracanazo de 1950 había provocado un efecto de miedo en la selección brasileña, que llegó con una presión psicológica que necesitaba superar. Brasil venció 3-0 a Austria y empató 0-0 con Inglaterra. Se jugaban el pase a la siguiente fase contra la URSS, a la que lo jugadores temían. Y fue gracias a éstos que Garrincha salió a jugar ese, su primer partido con la Canarinha. En los test psicológicos a lo que fue sometido, como el resto de sus compañeros de equipo, sacó 38 de los 123 puntos necesarios. Sin embargo, los jugadores, encabezados por Nilton Santos, Didí y Vavá, exigieron que jugasen él (“Lo de Garrincha no tiene solución”, dijo el psicólogo al entrenador) y Pelé (“17 años. Pies planos”). Juntos hicieron trizas a la defensa soviética. Desde entonces ambos siempre fueron titulares. Y Brasil nunca perdió un partido cuando Pelé y Garrincha jugaron juntos.


Ese año, 1958, Brasil se proclamó campeona del Mundo por primera vez en su historia. Y volvería a repetir esa misma hazaña 4 años después, en el Mundial de Chile 62. Éste fue el mundial de Garrincha. Sin la ayuda de Pelé (lesionado en el primer encuentro, y obligado a perderse el resto de la competición), Garrincha, que fue declarado mejor jugador del mundo, consiguió revalidar el título de campeona para Brasil.


Participó en un Mundial más, Inglaterra 66, donde perdió su único partido con la selección. En total disputó 60 partidos, de los que ganó 52, empató 7 y perdió 1.


Pelé y Garrincha nunca fueron amigos, pero se admiraban mutuamente; Era un futbolista increíble, uno de los mejores que he visto en mi vida. Era capaz de hacer cosas con el balón que ningún otro jugador podía hacer. Sin Garrincha, yo nunca me habría convertido en tricampeón del mundo”. Palabra de O’ Rey


            El defecto de sus piernas fue su mayor virtud. Garrincha era muy rápido. Con sus regates y cambios de ritmo rompía a los defensas. Amagaba con un sprint y, les dejaba tirados en el césped; volvía a amagar en sentido contrario, y volvían a caerse. Para él era algo sencillo; “Son fáciles. Los defensas se descuidan y yo paso”. Ellos, cuando tenían que defenderle pedían el cambio al entrenador.




El que es considerado mejor punta derecha y mejor regateador de todos los tiempos, y que actualmente ocupa el 8º lugar en el ranking Mejor futbolista del siglo, publicada por la Federación Internacional de Historia y Estadística de Fútbol (IFFHS) en 2004, hizo delicias con su juego hasta los 29 años, cuando tuvo que operarse de los dos meniscos y todo acabó.


“Los jugadores de fútbol no somos más que payasos. Salimos al campo a divertir”.


Garrincha llevó una vida de excesos; adicto al tabaco desde los 10 años, se casó 3 veces y tuvo 14 hijos reconocidos. Murió a los 49 años; solo, pobre y destruido por el alcohol.

El día de su funeral, cuando ese camión de bomberos llegó finalmente a Pau Grande, esas miles de personas le dieron su último adiós al “ángel de las piernas torcidas”. 
Su epitafio: “Aquí descansa en paz el hombre que fue la alegría del pueblo, Mané Garrincha”.


Hoy su tumba ha sido olvidada, como él en vida, cuando no estaba en el campo.

martes, 8 de enero de 2013

Fútbol



El hombre que pudo reinar
 
The chosen one. Lo tenía todo para reinar en Madrid. Florentino aprovechó la eliminatoria del equipo blanco en la Copa del Rey por el Alcorcón (segunda B por entonces, en 2010) y la caída en octavos de Liga de Campeones frente al Lyon, para echar a Pellegrini (apuesta exclusiva de Valdano, quien creía que “el ingeniero”  sería capaz de crear calidad en el juego del equipo, como ahora en el Málaga, sin recordar que el tiempo no es un disponible en este club) y traer a Madrid al que sería su nuevo “fichaje estrella”. A Florentino siempre le ha gustado fichar grandes nombres; y Mou, si pudiese, habría vendido muchas camisetas.

Maquiavelo. La afición, harta de la sequía de su equipo, incomprensible con una plantilla de jugadores de tanto nivel, le arropó desde el primer momento. El luso era el único capaz de hacer frente al todopoderoso Barça. En la liga y en Europa. Aun sabiendo sus salidas de tono, y su especial carácter, era un mal necesario. Directo y con un objetivo claro…El fin justifica los medios.

Confusión de conceptos. Mourinho no ha sabido defender su postura. Está crispado. Después de empatar 2-2 con el  Espanyol y quedarse a 13 puntos del Barcelona, en rueda de prensa aseguró que la liga estaba “prácticamente imposible”. El presidente Florentino Pérez y los jugadores (Casillas, Ramos) aseguraron ante los medios que seguirían luchando hasta el final. Mourinho nunca dijo que dejaría de luchar. Dijo que la liga era imposible. No matemáticamente, pero sí lógicamente.
Tras esas declaraciones, Mourinho decidió sentar en el banquillo frente al Málaga a Casillas (¿quién se lo esperaba? Al parecer sólo Casillas). ¿Por qué? He aquí el lío en el que se mete el técnico; esa confusión de conceptos. Según él, Casillas no tiene el nivel y por eso jugó Adán (tan tranquilo que estaba en el banquillo). Si Mou hubiese justificado su decisión en querer priorizar las competiciones con más posibilidades, y darle descanso por no verle en su mejor nivel, le habrían atacado; sí, pues en el Madrid se quiere y se exige que jueguen los mejores siempre, pero seguramente muchos lo habrían semientendido. O al menos se habría entendido mejor.  “Únicamente por decisión técnica” no es defendible. Casillas no estará a su mejor nivel, pero sí a uno superior al de Adán.

Motivos personales. Si Adán está mejor, debería jugar él siempre. Casillas no puede estar en baja forma sólo para los partidos de liga y no en el resto. Ante la pregunta “¿Se trata entonces de una decisión estrictamente deportiva?”, él ha contestado “Es algo personal”…Coherencia, por favor.

Todos contra mí. El problema del luso es que esta vez no sólo mantiene una mala relación con la prensa, sino que los jugadores, por mucho que lo han intentado, tampoco están de su lado. Quizás en otros equipos el técnico consiguió que actuasen a su imagen y semejanza, pero en el Madrid no ha sido así. Un grande contra un grande. Choque de titanes. Los jugadores se han salido del molde del técnico (Ramos y Cristiano han visto partidos desde el banquillo después de alguna declaración postpartido que no ha sido de su agrado). Parece que, ante las incoherencias y los ataques del técnico, poco quieren ya oír, no quieren más cumplir, y mucho tienen que decir. Y aun así, son bastante sutiles.